155 articulo constitucion española

Código civil español

Al término del primer Consejo de Ministros del nuevo gobierno del Partido Socialista (PSOE), el viernes, la portavoz del gobierno, Isabel Celaá, dijo que “se están dando instrucciones a los bancos para que el gobierno de Cataluña pueda hacer sus pagos sin necesidad de supervisión previa, sin el sello del gobierno de España, sin discriminación”.

“Esto no quiere decir que no se informe al Gobierno sobre las asignaciones que puedan orientarse a cuestiones catalanas”, dijo. “Se levanta la supervisión como un gesto de normalización política, con la expectativa de que funcione”.

Desde septiembre de 2015, Madrid había estado vigilando el uso que el gobierno catalán hacía de los fondos del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), para asegurarse de que el dinero no se destinaba a patrocinar el impulso independentista en la región. Las autoridades catalanas debían enviar informes mensuales y luego semanales. También se ordenó a los bancos que pasaran primero por Madrid todas las transacciones realizadas por el gobierno catalán para su aprobación.

Artículo 156

La historia constitucional de España se remonta a la Constitución de 1812. Tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, unas elecciones generales en 1977 convocaron a las Cortes Constituyentes (el Parlamento español, en su calidad de asamblea constitucional) con el fin de redactar y aprobar la Constitución.

Se seleccionó un grupo de siete miembros entre los diputados elegidos de las Cortes para trabajar en un proyecto de Constitución que se presentaría al organismo. Estos fueron conocidos, según los medios de comunicación, como los “padres de la Constitución”. Estas siete personas fueron elegidas para representar el amplio (y a menudo, profundamente dividido) espectro político dentro del Parlamento español, mientras que el papel principal se le dio al entonces partido gobernante y ahora extinto Unión de Centro Democrático (UCD).

El escritor (y senador por designación real) Camilo José Cela pulió posteriormente la redacción del proyecto de Constitución. Sin embargo, dado que gran parte del consenso dependía de mantener la ambigüedad de la redacción, se aprobaron pocas de las reformulaciones propuestas por Cela. Una de las aceptadas fue la sustitución del arcaico gualda (“color de soldadura”) por el simple amarillo en la descripción de la bandera de España[cita requerida].

Artículo uno de la constitución alemana

En una señal reveladora de cómo se está intensificando el conflicto sobre el referéndum independentista catalán, el Partido Socialista Español (PSOE) ya no descarta la aplicación de una oscura disposición constitucional que podría restringir efectivamente el autogobierno en la región del noreste.

El artículo 155 de la Constitución española está en boca de todos estos días, aunque nunca ha sido invocado. Y nadie esperaba que lo hiciera. Escondido al final de la carta de 1978, se introdujo en un momento en que España salía de una larga dictadura y había un espíritu de cooperación entre partidos para garantizar que el país no volviera a caer en el conflicto civil.

El país se estructuró en “regiones autónomas” con amplios poderes de autogobierno. Se crearon parlamentos regionales (o se restauraron tras el prolongado paréntesis) y se redactaron cartas regionales. Las regiones con una lengua y un patrimonio propios, como los vascos y los catalanes, tienen sus propios cuerpos de policía y emisoras públicas.

Artículo 151

Por tanto, la solución a la actual crisis constitucional española requeriría, en todo caso, una importante flexibilización de la rígida comprensión del principio de unidad de la Constitución española. Este es el punto clave. El cómo hacerlo, por cierto, no es tan esencial. De hecho, es posible lograr ese objetivo con un mero cambio en la interpretación común de la Constitución reflejada en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, sólo aceptando la posibilidad de un acuerdo sobre un referéndum, por ejemplo implementado con una legislación específica como fue sugerido hace años por Rubio Llorente. Obviamente, también es posible modificar la Constitución española para hacer las cosas aún más fáciles y claras. Podría bastar con aceptar un referéndum políticamente válido de facto. Pero avanzar en esa dirección es imprescindible para resolver la actual crisis constitucional en España. Si no es así, persiguiendo sólo el tipo de remedios que por el momento hemos visto venir al gobierno español, esta Crisis Constitucional continuará, el conflicto de legitimidades seguirá adelante y se ampliará, y al final la brecha ya existente entre Cataluña y el resto de España podría convertirse en algo realmente horrible.