Recurso de alzada impropio

falacia de apelación al prejuicio

Un argumento de autoridad (argumentum ab auctoritate), también llamado apelación a la autoridad, o argumentum ad verecundiam, es una forma de argumentación en la que se utiliza la opinión de una autoridad sobre un tema como prueba para apoyar un argumento[1] Algunos consideran que se utiliza de forma convincente si todas las partes de una discusión están de acuerdo en la fiabilidad de la autoridad en el contexto dado,[2][3] y otros consideran que siempre es una falacia citar las opiniones de una autoridad sobre el tema discutido como medio para apoyar un argumento[4].

Históricamente, la opinión sobre la apelación a la autoridad ha estado dividida: aparece como un argumento no falaz con la misma frecuencia que como un argumento falaz en diversas fuentes,[5] ya que algunos sostienen que puede ser un argumento fuerte o al menos válidamente derrotable[6][7][8][9][10] y otros que es débil o una falacia absoluta[4][11][12][13][14].

El conocimiento científico se establece mejor por medio de la evidencia y el experimento que por medio de argumentos de autoridad[16][17][18], ya que la autoridad no tiene cabida en la ciencia[17][19][20] Carl Sagan escribió sobre los argumentos de autoridad Uno de los grandes mandamientos de la ciencia es: “Desconfía de los argumentos de autoridad”. … Demasiados argumentos de este tipo han demostrado ser dolorosamente erróneos. Las autoridades deben demostrar sus argumentos como todo el mundo[21].

apelación al miedo

Una apelación a la naturaleza es un argumento o una táctica retórica en la que se propone que “una cosa es buena porque es ‘natural’, o mala porque es ‘antinatural'”[1]. Generalmente se considera un mal argumento porque la premisa primaria implícita (no declarada) “Lo que es natural es bueno” suele ser irrelevante, no tiene un significado convincente en la práctica o es una opinión en lugar de un hecho. En algunos marcos filosóficos en los que lo natural y lo bueno están claramente definidos dentro de un contexto específico, la apelación a la naturaleza podría ser válida y convincente.

En algunos contextos, el uso de los términos “naturaleza” y “natural” puede ser vago, dando lugar a asociaciones no deseadas con otros conceptos. La palabra “natural” también puede ser un término cargado: al igual que la palabra “normal”, en algunos contextos puede llevar implícito un juicio de valor. Una apelación a la naturaleza sería, por tanto, una pregunta, ya que la conclusión se desprende de la premisa[2].

Las opiniones difieren en cuanto a la apelación a la naturaleza en la argumentación racional. Según algunas opiniones más permisivas, a veces puede tomarse como una regla general útil en ciertos ámbitos limitados, aunque admita algunas excepciones. Cuando se aplica este principio como regla general, se presume que los hechos naturales proporcionan juicios de valor fiables sobre lo que es bueno, salvo prueba en contrario, y lo mismo ocurre con los hechos no naturales que proporcionan juicios de valor fiables sobre lo que es malo. Dentro de un ámbito limitado, tratar una regla empírica como “en igualdad de condiciones, se debería intentar comer alimentos naturales” como si fuera un principio sin excepciones puede implicar a veces una falacia de accidente[2][3].

derecho de apelación

Una apelación a la naturaleza es un argumento o táctica retórica en la que se propone que “una cosa es buena porque es ‘natural’, o mala porque es ‘antinatural'”[1]. Generalmente se considera un mal argumento porque la premisa primaria implícita (no declarada) “Lo que es natural es bueno” es típicamente irrelevante, no tiene un significado convincente en la práctica, o es una opinión en lugar de un hecho. En algunos marcos filosóficos en los que lo natural y lo bueno están claramente definidos dentro de un contexto específico, la apelación a la naturaleza podría ser válida y convincente.

En algunos contextos, el uso de los términos “naturaleza” y “natural” puede ser vago, dando lugar a asociaciones no deseadas con otros conceptos. La palabra “natural” también puede ser un término cargado: al igual que la palabra “normal”, en algunos contextos puede llevar implícito un juicio de valor. Una apelación a la naturaleza sería, por tanto, una pregunta, ya que la conclusión se desprende de la premisa[2].

Las opiniones difieren en cuanto a la apelación a la naturaleza en la argumentación racional. Según algunas opiniones más permisivas, a veces puede tomarse como una regla general útil en ciertos ámbitos limitados, aunque admita algunas excepciones. Cuando se aplica este principio como regla general, se presume que los hechos naturales proporcionan juicios de valor fiables sobre lo que es bueno, salvo prueba en contrario, y lo mismo ocurre con los hechos no naturales que proporcionan juicios de valor fiables sobre lo que es malo. Dentro de un ámbito limitado, tratar una regla empírica como “en igualdad de condiciones, se debería intentar comer alimentos naturales” como si fuera un principio sin excepciones puede implicar a veces una falacia de accidente[2][3].

apelar a la tradición

Un argumento de autoridad (argumentum ab auctoritate), también llamado apelación a la autoridad, o argumentum ad verecundiam, es una forma de argumentación en la que se utiliza la opinión de una autoridad sobre un tema como prueba para apoyar un argumento[1] Algunos consideran que se utiliza de forma convincente si todas las partes de una discusión están de acuerdo en la fiabilidad de la autoridad en el contexto dado,[2][3] y otros consideran que siempre es una falacia citar las opiniones de una autoridad sobre el tema discutido como medio para apoyar un argumento[4].

Históricamente, la opinión sobre la apelación a la autoridad ha estado dividida: aparece como un argumento no falaz con la misma frecuencia que como un argumento falaz en diversas fuentes,[5] ya que algunos sostienen que puede ser un argumento fuerte o al menos válidamente derrotable[6][7][8][9][10] y otros que es débil o una falacia absoluta[4][11][12][13][14].

El conocimiento científico se establece mejor por medio de la evidencia y el experimento que por medio de argumentos de autoridad[16][17][18], ya que la autoridad no tiene cabida en la ciencia[17][19][20] Carl Sagan escribió sobre los argumentos de autoridad: